¿Cómo describirías la situación actual de Busturialdea?
Están pasando muchas cosas a nivel medioambiental, a nivel de empleo, a nivel de vivienda, a nivel cultural… Yo te puedo hablar un poco desde mi conocimiento, aunque lógicamente siempre estamos todos sesgados. Desde lo económico, quiero destacar que hay una iniciativa impulsada que se ha denominado Ubai, impulsada por varias empresas tractoras de la zona -estamos hablando de industria maderera, pesquera, de componentes de la automoción, Azti…- que tienen una preocupación clara por desarrollar económicamente Urdaibai, de diversificar las actividades tradicionales que estaban desarrollando por nueva actividad y atraer a la comarca nuevos proyectos emprendedores.
Hay una preocupación de que en la zona prácticamente no se desarrolla actividad económica, empresarial o de servicios que genere empleo de calidad. Es más, un mantenimiento de la actividad histórica que se venía desarrollando y en algunos casos con riesgo de desaparecer por problemas de relevo generacional o circunstancias de competitividad y entorno geoestratégico en las que las distintas empresas están desarrollándose. Hay una inquietud por seguir impulsando un desarrollo económico social y sostenible en la zona, pero existen dificultades.
Al final pensamos que competimos con Alemania y realmente lo que está pasando es que estamos compitiendo claramente con Bilbao, el entorno macro de Bilbao o Donosti, o Vitoria, son nuestros competidores para atraer actividad económica a la comarca. Euskadi es pequeño, pero las ciudades grandes son pequeños agujeros negros que concentran mucha actividad. La gente por lo general no está motivada a vivir en zonas ya no rurales, sino en pequeños pueblos en los que hay una serie de carencias, de actividad cultural y de servicios.
Y luego hay otra serie de desventajas relacionadas con las infraestructuras, como es el coste del suelo, de la vivienda, el poco suelo disponible, la poca y cara vivienda, la falta de infraestructuras digitales... Se ha incorporado la fibra óptica antes de ayer y hemos estado casi 30 años suspirando porque no teníamos algo que hoy en día es fundamental para estar conectados. ¿Por qué? supongo que, a la hora de hacer las inversiones, tanto públicas como privadas, se establece un orden de prioridades. Es lo razonable tener en cuenta la relación esfuerzo-impacto, y en la zona no hay demasiada población comparada con otras. Al final se terminan haciendo, pero con el transcurso del tiempo, porque, aunque estás cerca, hay montañas, no es fácil llegar… todo ello genera pérdida de competitividad y atractivo de la comarca para determinados proyectos.
Pasó algo parecido con el tema del agua, hace unos años cada poco teníamos cortes de agua porque no estábamos conectados a las infraestructuras que tiene Euskadi de suministro de agua. Hay una serie de aspectos básicos —comunicaciones, agua, carreteras, canales de comunicación; hablo de las digitales y las físicas— que, estando cerca, a la vez nos hacen estar lejos. Por esa falta de conexión… eso es lo que te señalaba, ha dificultado que se desarrollen proyectos empresariales.
¿Qué más cosas están pasando?
Pues que cada vez hay mayor presión turística en la zona. No es un turista de calidad desde el punto de vista en general, que viene buscando la sostenibilidad, que es una de las cosas que quizás permite diferenciar ahora la comarca. Por lo que veo es muchas veces es un turista de paso que viene más motivado por modas, tendencias, quiero ver Gaztelugatxe o porque se ha puesto de moda o quiero ver la ola de Mundaka.
Hay distintos tipos de públicos objetivos por los que luchar, pero muy segmentados y quizás el que recibimos actualmente no es un turismo de calidad cultural que apuesta por la sostenibilidad. Desconozco el dato, pero me da la impresión de que no tienen una alta tasa de gasto medio por persona y día. El incremento del turismo está provocando que se sobresature la zona, y lógicamente haya más demanda de vivienda turística. Eso encarece la oferta, porque no hay mucho espacio y vivienda disponible, perjudicando la retención de jóvenes en la zona.
En verano, se saturan las carreteras durante cuatro meses. Para ir desde Bermeo a Amorebieta o a Bilbao multiplicas por 1,5 por dos el tiempo que necesitas.
Al final se están convirtiendo tanto Gernika como Bermeo, los dos grandes núcleos, casi como ciudades dormitorio.
Y finalmente está el proyecto de ampliación del Museo Guggenheim, si hay que hacerlo, no hacerlo, esto está en todos los debates.
¿Qué opinión tienes al respecto?
Yo no soy un experto, entonces tampoco te puedo dar una opinión formada basada en evidencias. No sé hasta qué punto teniendo una marca fuerte como Bilbao es capaz de crear una delegación tan próxima que arrastre un volumen de personas para que sea rentable la inversión y genere un impacto positivo. Lo desconozco, pero me sorprende un poco si lo comparas con otros sectores. ¿Hasta qué punto una refuerza a la otra? Me llama la atención que en todo el mundo creo que hay tres museos Guggenheim. Con un cuarto
¿Euskadi va a tener un 50%?
Y también se cuestiona por qué se antepone ese coste frente a otro tipo de infraestructuras básicas que necesita la zona como las ya comentadas. Más allá de eso creo que hay una serie de debilidades del proyecto que no están bien explicadas y que intento hacer un poco seguimiento desde mi área de conocimiento. Yo no he tenido acceso a los informes que justifican el proyecto, pero sí está claro que la zona entre Gernika hasta Astilleros de Murueta es una zona que está protegida, y no sé cuánta gente vendría a visitar la delegación del Guggenheim en Urdaibai, por lo que habría que analizar muy bien qué impacto ambiental irreversible podría generar. No sé si se ha hecho o no.
Eso está creando esa oposición local y ecologista de personas y organizaciones que están argumentando que no existen esos informes, que no se ha valorado bien, que eso tiene una implicación significativa. La creación de la Reserva es lo que se ha construido el pasado para venir a donde estamos hoy en día Urdaibai posicionada como un entorno natural singular y ello puede ponerse en riesgo con este proyecto. También se habla de que tiene un coste elevado. Yo desconozco cuál es el coste del proyecto por lo que no puedo opinar sobre ese punto tampoco.
El que se hayan puesto en marcha demandas legales sobre el proceso, presentando recursos contra la rebaja de la protección del área, entraña un riesgo significativo para un proyecto, cuando se está sujeto a lo que puedan decir los tribunales… Creo que todo proyecto necesita certezas y esta inseguridad jurídica no es buena.
Por otra parte, está la estacionalización. Por ejemplo, el Aquarium de Donostia es el museo más visitado de Euskadi después del Guggenheim. Lo visitan 350.000 personas al año. Tienen meses valle, básicamente los meses de invierno. Esas 350.000 personas, si pudieran distribuirse de manera uniforme a lo largo del año, sería fácil gestionarlas. El problema es que, entre abril y octubre, se concentra el 80% de las visitas. Tienen problemas de saturación, obliga a poner números clausus de visitas por día... medidas para facilitar la seguridad y la gestión de los recursos
¿Qué puede ocurrir aquí, algo similar? Ese proceso de saturación que ya se está dando en cierto modo entre Semana Santa y septiembre. Si en ese periodo se incorporan otras 20.000, 30.000 o 40.000 personas más, se agravarán esos problemas de gestión compleja, dada la situación actual de las infraestructuras disponibles.
El turismo es una actividad económica necesaria; existe desde la Edad Media, desde los romanos. El problema hoy es la masificación en pocas épocas y lugares concretos, lo que lo hace insostenible porque las infraestructuras no están preparadas. El turismo es como el punto muerto de una empresa: si no alcanzas el punto muerto, no eres rentable;
pero si lo superas demasiado, ya no es gestionable porque no tienes recursos suficientes. Entonces genera sobrepresión: sobre infraestructuras, agua, vivienda… Y eso incomoda a la población local, que percibe que pierde derechos adquiridos. Pero el problema no es el visitante, sino no estar preparados para recibirlo. Es como si en una casa para cinco organizas una fiesta de 25: cabrán, pero no será cómodo.
Diría que la percepción de masificación quizás comenzó hace 8 o 10 años, antes de la pandemia. Creo que la explosión de las redes sociales fue clave, junto con películas y series que mostraron imágenes espectaculares, como Juego de Tronos en San Juan de Gaztelugatxe. Ese fue el pico, y desde ahí se ha mantenido. Eso obligó a imponer numerus clausus en San Juan, porque si metes 5.000 personas al día, físicamente no caben y además producen una presión sobre el ecosistema con un impacto no deseable.
¿Cuáles son las oportunidades que percibes?
Yo no soy tan pesimista: creo que, si hiciéramos el Guggenheim de Urdaibai, y lográramos que solo el 10% de los visitantes del Guggenheim Bilbao vinieran aquí, podría ser asumible si se regulariza la visita. Si ese 10% se concentra en tres meses, será complicado; pero si se logra distribuir, es más gestionable. El caso de San Juan muestra que es posible gestionar y mantener el éxito. No digo que haya que limitar igual, pero sí intentar desestacionalizar o, al menos, dotarse de infraestructuras mínimas para gestionar los picos. Claro, si dimensionamos infraestructuras para los picos, luego están sobredimensionadas el resto del año, y eso también genera críticas. Es como tener una máquina para producir para Navidad: el resto del año está parada, pero si no la tienes, no puedes atender la demanda navideña. Es un equilibrio difícil.
No hay duda de que podría reforzar la economía local y ayudar al posicionamiento internacional, porque entiendo que el propio Guggenheim ofrecerá algo diferente de lo que es el museo de Bilbao. Entiendo que ofrecerá una propuesta de valor diferenciada, basada en una combinación de contenidos culturales y ambientales distintos, que puede generar riqueza, empleo y cultura local. Los números de Bilbao siempre hablan de cientos de millones de euros —200, 300— de impacto; es, claramente, un efecto tractor exitoso a valorar en el nuevo proyecto y su impacto en la zona.
Además, el hecho de plantearlo sobre dos ruinas industriales es positivo: recuperar ruinas industriales siempre es bueno, porque son zonas ya degradadas, que no pueden revertirse a su estado natural, pero sí regenerarse. Evidentemente, Urdaibai necesita reactivar la economía local, necesita ese posicionamiento. Incluso podría reforzar la imagen de Urdaibai como reserva de la biosfera, dependiendo de cómo se haga y sea la propuesta de valor final.
Pero creo que, teniendo en cuenta las limitaciones de las que hablábamos antes, y con un cierto nivel de sobresaturación en épocas en las que entiendo que la mayor actividad del museo coincidirá con esos picos, habría que valorarlo cuidadosamente.
Pienso que puede desarrollarse, aunque no puedo posicionarme ni a favor ni en contra: le veo aspectos positivos muy interesantes, pero también detecto los riesgos, los inconvenientes, las debilidades y las amenazas que he comentado. Yo creo que a la hora de posicionarse debes tener datos: cuánta gente va a venir, cómo se va a gestionar. Si empezamos a hablar de 40.000 visitantes más, pero concentrados en los meses de verano, cuando la zona ya está saturada… Entonces, aunque parece una iniciativa interesante, también hay debilidades y amenazas que, ante la falta de información y datos, me impiden posicionarme.
Yo vivo en la zona, hablo con la gente, y la mayoría se posiciona desde la emoción, no desde argumentos o datos. Es casi como hablar de fútbol: a favor o en contra, pero sin evidencia. Y creo que un proyecto de esta magnitud, con la inversión prevista y las infraestructuras necesarias, exige un análisis sosegado, con datos. Quizá uno de los errores ha sido precisamente la falta de información con evidencias claras. Como dicen, “el dato mata el relato”. Si los datos justifican el proyecto, muchas resistencias se desinflan. Pero sin datos, las dudas persisten.
¿Qué alternativas propones?
Creo que si se hace el proyecto, debería ir acompañado de otros proyectos que rehabiliten espacios industriales en desuso, vinculados al patrimonio natural e histórico de la zona. No solo centrarse en el museo, sino un plan de revitalización integral de Urdaibai, que combine cultura, turismo e industria. No como un debate de “esto o aquello”, sino un proyecto más dentro de una estrategia global de desarrollo y mejora competitiva de la comarca. Urdaibai tiene una diferenciación que debe aprovecharse. Si se integra en un plan más amplio, puede ser más fácil trasladarlo y generar conciencia. Si no, se corre el riesgo de quedar atrapados en una polémica de “a favor o en contra”.
¿Quieres añadir algo que no hayas mencionado?
Respecto a iniciativas destacables, el sector pesquero en Bermeo ha impulsado la asociación Bermeo Tuna World Capital para defender la sostenibilidad del atún a nivel global. Tenemos la historia, pero sobre todo las evidencias: capturamos casi el 10% de las capturas mundiales de atún, con la flota más moderna en prácticas de sostenibilidad, sin pesca ilegal, cumpliendo todas las normativas y, en muchos casos, anticipándonos a futuros marcos regulatorios. Estamos intentando atraer actividad en torno a estas fortalezas: construir desde lo que ya tenemos.