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*Entrevista escrita*


¿Qué está pasando actualmente en la comarca? ¿En qué momento cree que está? ¿Qué cambios se han dado en los últimos años?


Los cambios que yo he constatado en los últimos años son de orden demográfico y socioeconómico. Por un lado, el conjunto social se ha enriquecido con la llegada de gentes de otros países que ya forman parte importante de nuestra comunidad. Rumanos, rusos, eslavos en general, gentes del continente africano y latinoamericano. Su presencia en nuestras calles, escuelas y tejido económico ha aumentado considerablemente y forman parte de nuestro paisaje social. Tengo la impresión, aunque no dispongo de datos, que son comunidades que tienen más hijos frente a la disminución de la natalidad entre los autóctonos fruto de los cambios sociales en general.


Desde el punto de vista económico percibo una decadencia en la comarca y en Gernika principalmente. Si en épocas pasadas Gernika fue el centro comercial vivo y vibrante de la comarca, lleno de tiendas variadas (fruterías, carnicerías, pescaderías, zapaterías, mercerías, librerías, ultramarinos, ropa…) ahora sus calles están vacías de gente y llenas de locales comerciales con letreros de “se vende/alquila”. Ahora este tipo de comercio se centraliza en la periferia, en los distintos mega-supermercados, Eroskis, Aldis, BMs, Bilbondos… Las posibilidades de movernos han aumentado considerablemente, bien porque tenemos coche, el transporte se ha desarrollado, etc.


A nivel de ocio, también estaba llena de bares y con una buena red de restaurantes de buen nivel gastronómico. Ahora, la oferta ha disminuido considerablemente.


Fruto del cambio demográfico muchos de los bares y sitios para comer están en manos de la población inmigrante. Si bien esto puede considerarse positivo y enriquecedor lo sería mucho más si conviviera con más oferta autóctona.


Oigo decir a veces, “la gente de aquí no quiere trabajar”. Y es verdad que la población inmigrante realiza los trabajos a veces más pesados y peor remunerados fruto de la vulnerabilidad en la que se encuentran sobre todo cuando llegan. Cuidan a nuestros mayores, limpian nuestras casas, arreglan nuestras carreteras…


La mía es una generación en la que la formación como ascensor social ha funcionado, si estudiabas podías conseguir un buen trabajo y labrarte un futuro acomodado. Fruto de ello nuestras siguientes generaciones, nuestros hijos/as gozan de más medios materiales quizás (propiedades inmobiliarias, casa, posibilidades para irse fuera a estudiar...). El caso es que yo a veces percibo el aumento de una clase rentista, que vive de gestionar lo que le ha tocado. Y quien no tiene esta suerte lo tiene verdaderamente difícil, trabajos precarios, el antiguo “trabajo fijo” ya apenas existe porque los cambios sociales y económicos se dan a una velocidad no conocida antes; tienen dificultades para acceder a una vivienda digna porque los precios comparados con los salarios son muy altos. 


¿Cuáles son los retos de la comarca y de tu pueblo?


Uno de los retos más urgentes me parece revitalizar la comarca unido a lo expuesto más arriba. Que tengamos una comarca dinámica, donde la gente pueda trabajar y vivir.


¿Cuáles son las oportunidades de la comarca y de tu pueblo? ¿Qué iniciativas hay en marcha que sean interesantes?


No conozco iniciativas concretas a escala institucional o de cierta entidad, pero me gusta cuando veo que la gente joven se anima a abrir tiendas especializadas, talleres, se dedican a la agricultura o hacen pan o… que se dedican a recuperar con mimo las cosas de antes, que requieren más mimo, más dedicación y se alejan del ritmo “fast” que lleva el mundo. Y creo que hay que facilitar y dar ayudas a este tipo de proyectos.


¿Qué piensas del proyecto de ampliación del museo Guggenheim en Urdaibai?


Pues desde la total falta de información de lo más concreto del proyecto, quizás podría tener algún encaje en Gernika, puesto que ya es un pueblo con una proyección internacional debido al bombardeo, pero desde luego el propósito de unirlo con Murueta por nuestro “corte de la ría” me parece un despropósito. Es un área protegida, paso de aves, un entorno maravilloso que sólo de pensar en verlo lleno de gente pululando en masa por allí se me ponen los pelos de punta. Me parece además que no casa para nada con las medidas que este cambio climático que sufrimos nos obliga a adoptar. Tenemos algo precioso y delicado y, ¿lo vamos a contaminar de esta forma? ¿Con qué fin? ¿Para qué?


Estamos viendo los desastres derivados del turismo de masa, lo vemos en Donostia, Bilbao, en el resto del mundo… preservemos al menos los enclaves naturales ya que no somos capaces de hacerlo en núcleos urbanos. Y todos somos responsables, nosotros somos turistas en otros lugares tanto cuanto los que vienen a visitarnos y generamos los mismos males. 


Me pregunto si no hay otra fórmula de crecimiento que no sea el turismo. ¿Las consecuencias negativas no se pueden minimizar? Es un mal que afecta allá por donde vayas y no voy a detallar cuales son porque ya se sabe, la carestía de la vivienda, imposibilidad de acceder a la misma para vivir, pérdida de identidad…


Si esto se hiciera, ¿quién ganaría o quién perdería con todo esto? 


Gana como siempre, el avaricioso y el que de repente tiene un golpe de suerte sin haberlo comido ni bebido (que siempre hay alguien) y perder perdemos todos, hasta el que se forre de dinero está perdiendo y estarán perdiendo sus hijos y nietos, porque como oí el día pasado “la naturaleza no nos necesita, pero nosotros sí necesitamos de la naturaleza”.


¿Quién o cómo se deberían tomar decisiones de este tipo?


En este caso y con la contestación social que ha tenido el proyecto me parece fundamental que se tenga en cuenta la opinión de la ciudadanía.